Combatiendo el desperdicio de alimentos en la cadena de suministro

Si el 17 % de los alimentos producidos se desperdician en hogares, servicios de alimentación y venta al por menor (PNUMA, 2021, p. 8), ¿en qué momento tiramos el 83 % restante de la comida? En las etapas de recolección, almacenaje, transformación y distribución. Si el consumidor final tiene su responsabilidad en el desperdicio de alimentos, los miembros de la cadena de suministro también.
En Tempack Coldchain Store 2 Door somos conscientes del peso específico de las deficiencias de las cadenas de suministro en el desperdicio alimentario global, en especial cuando hablamos de producto perecedero. Por ello en esta entrada de nuestro blog queremos resaltar una vez más la necesidad de emplear soluciones fiables en la distribución de producto a temperatura controlada.
Unos números alarmantes… ¡y casi desconocidos!
¿Cuánta comida tiramos cada año en este sufrido planeta nuestro? Lo cierto es que ni se sabe; de hecho, el informe de la ONU de 2021 al respecto al que nos referimos antes se centra en la dificultad de la recogida de datos fiables y señala con el dedo la parte visible del iceberg: los consumidores finales.
No obstante, analizando los datos del informe de la FAO de 2019 al respecto (ver aquí la versión resumida), y a pesar de ser incompletos y parciales, podemos detectar con facilidad dónde se localiza el resto del desperdicio: en la recolección (¡más del 50 % de lo producido!) y en la fase que va de la postcosecha al minorista, con un porcentaje medio del 14 %.
Para cualquiera que esté familiarizado con las prácticas y estrategias de extracción (sea en agricultura, pesca o ganadería), almacenaje, transformación y distribución es notorio que el punto crítico del zero waste no está tanto en los hogares o la hostelería, como en los campos y granjas, los almacenes, las fábricas y los transportes.
Igual que no somos capaces de cuantificar esos volúmenes, tampoco lo somos de medir su impacto ambiental y en la seguridad alimentaria. Pero tampoco es necesario, porque podemos percibirlo fácilmente; todos somos capaces de entender que, sea cual sea el número exacto, es demasiado alto.
La crítica cadena de frío
Pero es que esos datos meramente orientativos se refieren a toda la producción alimentaria mundial; si nos centrásemos en el producto perecedero (frutas y verduras, carnes y pescados), es fácil imaginar que las cifras subirían de forma alarmante; ¿qué porcentaje del alimento que entra en la cadena de frío llega a nuestros estómagos?
Somos muy conscientes de que dicha cadena de frío es delicada. Cada traslado, cada manipulación, cada empaquetado puede traer consigo un cierto desperdicio de alimentos, que puede llegar a ser dramático si no se cumplen las buenas prácticas de rigor, desde su primer almacenaje hasta su entrega al comercio minorista o al consumidor final.
El embalaje isotérmico juega un papel esencial en el mantenimiento de la calidad óptima de cualquier producto alimentario perecedero, sea fresco o congelado, elaborado o no. Evita las oscilaciones de temperatura de una forma ambientalmente muy sostenible y económicamente muy competitiva en especial en la distribución de última milla.
Las soluciones basadas en el frío pasivo, dejando ahora de lado otras ventajas competitivas para los negocios y comercios de alimentación, son nuestra principal arma contra el desperdicio de alimentos en el nivel de la distribución capilar. Por supuesto, la concienciación de todos y cada uno de nosotros también; pero los gestos son lo que cuenta…
Cuida la alimentación; la tuya y la de todos
¿A qué esperas? Es tan sencillo como emplear un embalaje isotérmico eficiente…