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Los tiempos cambian. Eso de ir a comprar a una tienda física y llevarte el producto a casa debajo del brazo es cosa de babyboomers, o como mucho de los más nostálgicos de entre la generación X. Será por el e-commerce, por la pandemia o por las iniciativas de las megacorps, el caso es que ya estamos acostumbrados a que nos traigan nuestros envíos a casa, sin coste extra y cuanto antes.

Tendencias en reparto de última milla: pick-up points, hubs y lockers

Reparto last-mile

Los tiempos cambian. Eso de ir a comprar a una tienda física y llevarte el producto a casa debajo del brazo es cosa de babyboomers, o como mucho de los más nostálgicos de entre la generación X. Será por el e-commerce, por la pandemia o por las iniciativas de las megacorps, el caso es que ya estamos acostumbrados a que nos traigan nuestros envíos a casa, sin coste extra y cuanto antes.

Pero al mismo tiempo, somos cada día más conscientes de las circunstancias medioambientales que nos ha tocado vivir, y el consumidor exige (necesita, más bien) modelos logísticos más sostenibles; ¿cómo se mantiene el reparto capilar intensivo reduciendo su impacto ambiental? La tendencia tiene nombre anglosajón, y se llaman pick-up points.

El problema del “lo quiero aquí y para ayer”

Por alguna misteriosa razón, cuando al ser humano medio se le plantea una elección cualquiera tiende a ver los beneficios individuales e inmediatos de la misma, y a ignorar los perjuicios colectivos y a medio o largo plazo. Así, si nos proponen traernos una compra a casa en tiempo récord y devolverla sin coste alguno sea cual sea la razón, nos parece genial.

Parece que nos cuesta pensar más allá y darnos cuenta de los costes económicos y ambientales que tiene esta logística de última milla claramente distópica. Como si fuésemos incapaces de darnos cuenta de que detrás de ese paquete que hemos pedido hay kilómetros de transporte, requerimientos de almacenamiento, cálculos de ruta, costes por devoluciones…

La tendencia en el sector de la última milla, tal y como podemos leer en esta publicación, es a una racionalización que se sustenta en tres pilares: vehículos menos contaminantes, automatización intralogística y el que más nos interesa en este artículo: los pick-up points.

¿El ocaso del reparto a domicilio?

La tendencia para lograr una última milla más sostenible consiste en acercar la entrega al cliente final, y al mismo tiempo el cliente final al almacén. Para ello, muchas empresas están creado un tupido tejido de hubs y microhubs repartidos sobre todo por los espacios urbanos con un alto grado de automatización y nuevos patrones de fulfillment.

Pero acercar el almacén al paciente no es la solución que lo resuelve todo. Tampoco el recurso a vehículos eléctricos urbanos, cargo bikes y vehículos sin conductor. Aunque suene contra natura, el cliente final debe poner de su parte, como ha ocurrido con el reciclaje; tomar consciencia de que el reparto a domicilio tiene un coste económico y ambiental que podemos ahorrarnos con un sencillo gesto: ir a buscar el producto.

En algunos casos, el reparto a domicilio es inevitable o, cuando menos, lo más deseable y recomendable; es el caso de los bienes voluminosos y el food delivery. Pero incluso en estos casos el cliente final puede acudir a lockers estratégicamente distribuidos para recoger sus productos, por ejemplo en los propios almacenes de proximidad. Ese “quedar a mitad de camino” agiliza, abarata y reduce el impacto ambiental de la última milla.

El futuro ya está aquí

Y si no queremos que se vaya a otra parte, más nos vale adaptar nuestros patrones de consumo a la situación económica y ambiental existente (y no al revés); en la logística del frío esto pasa por el uso de un embalaje eficiente.